La Historia que
les voy a narrar sucedió hace muchos, muchos años…
La humanidad vivía en paz, los hombres trabajaban
en los campos contentos con lo que Dios les había dado, pero un día en lo
profundo del planeta sucedió algo inesperado, en su centro comenzó a bajar la
temperatura, muy cerca de este núcleo vivían unas criaturas que se alimentaban
de la radiación que este emanaba cuando abrían sus poros para recibirla. Estos
seres eran monstruosos, muy fuertes e inteligentes, y comenzaron a extraer
carbón y toda clase de materiales que hiciesen subir el calor en la gran chimenea,
pues era así que llamaban al centro del planeta tierra, pero los monstruos
estaban cansados de tanto trabajar, y por ello el calor comenzó a disminuir
gradualmente a medida que pasaba el tiempo; Fue entonces que el Rey de las
huestes del submundo convocó a todos los monstruos a una asamblea, el cual
había encontrado la solución que considero la más sabia; sonaron las trompetas,
anunciando la entrada del soberano a la asamblea y se escucho decir: ¡Atención!
se dirige a ustedes el gran rey Abadón, y este ser dijo: “La solución a nuestro
problema no la encontraremos aquí”, entonces la asamblea de monstruos comenzó a
murmurar pues no entendían a lo que Abadón se refería, y prosiguió a hablar
Abadón diciendo: “La solución no la encontraremos
aquí sino allá arriba en la superficie de la tierra”, entonces ante la mirada
atónita de todos los monstruos, Abadón empezó a explicarles su plan: Que
consistía en que los monstruos subirían a la superficie y con mucho sigilo
secuestrarían a seres humanos fuertes, que se vieran capaces de trabajar en la
extracción de los materiales necesarios para sostener el calor de la gran
chimenea, la sociedad humana empezó a notar un suceso común entre las aldeas:
La desaparición masiva de las personas más robustas de la tierra. Mientras que
en el submundo todo volvía a funcionar normalmente, pero no fue por mucho
tiempo y se dieron cuenta de que hacían falta más esclavos, pues la temperatura
decaía bruscamente en ciertos momentos, y después de exigir con crueles
latigazos a sus esclavos para que trabajasen más duro, la temperatura volvía a
subir; Los monstruos pretendían estabilizar la temperatura pero parecía una
tarea difícil, debido a que la mano de obra humana empezaba a disminuir, porque
los seres humanos empezaban a morir exhaustos bajo la crueldad de sus tiranos;
los monstruos tuvieron la molesta tarea de viajar desde el centro de la tierra
hasta la superficie para
traer los hombres que reemplazasen a los
fallecidos, en una ocasión una de las criaturas monstruosas le pregunto a su
capataz: ¿Que haremos con estos muertos? A lo que el capataz le respondió:
“Arrójenlos a la chimenea quizás ayude a subir el bendito fuego”, pero al
hacerlo sucedió algo inesperado, el olor de la carne humana quemándose fue para
estas abominables criaturas el aroma más exquisito que hayan percibido, por lo
cual decidieron añadir a su dieta carne humana, ahora esperaban impacientes que
alguno de los obreros muriese para devorar sus cuerpos, el desespero de las
bestias llego a ser tal que comenzaron a herir mucho a los esclavos con fuertes
latigazos para que muriesen más rápido y así tener la excusa para devorarlos,
esto hizo que el calor de la chimenea empezará a decaer mucho; La noticia llego
hasta oídos de su rey, quien convoco otra asamblea general en la que dijo lo
siguiente: “Ya veo que el apetito de ustedes a incorporado en nuestro menú
comer carne humana, para ello tengo una solución mucho más sabia que la
anterior, esta vez subiremos a la superficie y someteremos a toda la raza
humana, a los más fuertes de ellos los pondremos a sacar carbón para la gran
chimenea y al resto,
los débiles, se los podrán comer”; Un estallido de
euforia y jubilo se escucho en toda la asamblea por la noticia, pero el rey
puso una condición: “A los hijos de los fuertes no los comerán para que cuando
crezcan, reemplacen a sus padres en las labores heredadas”, y todos
compartieron la idea.
A media noche se abrieron las cavernas más
profundas de la tierra y salió un olor pestilente que empezó a sentirse de
manera tenue en las aldeas, la gente lo ignoro, pero no supieron que había
llegado el momento de la gran guerra, aquellas criaturas de estatura como de
cinco metros, algunos con alas como de murciélagos gigantes, salieron y
atacaron el lado oriental del planeta, usaron la noche para tomarlos de
sorpresa, a medida que la sombra nocturna cubría el mundo, ellos avanzaban tras
ella como una gran plaga de langostas, se escuchaban gritos de horror, los
hombres empuñaban azadones, y tridentes para defenderse de esas bestias pero
sus esfuerzos fueron vanos ya que estas feroces bestias eran demasiado fuertes
e inteligentes para entablar combate con ellos y el reino del terror logró
entonces su cometido, el mundo al parecer había sido sometido como se había
planeado; Pero aun existía un lugar en el mundo, en
el otro extremo de la tierra (“El último resguardo
del Planeta”) a quienes les llegó la noticia del ataque de los monstruos y los
hombres de aquella tierra lejana se armaron y esperaban atentos a que llegará
la noche, aquel lugar quedaba en una isla en medio del gran océano, pero los
monstruos no llegaron en aquel tiempo, al parecer ignoraron su existencia, y no
la atacaron.
En aquel lugar reinaba la incertidumbre entre sus
habitantes, todos aguardaban armados día y noche, pues temían sufrir la suerte
del resto del mundo entre estas persona había una mujer que dio a luz un niño,
aquella mujer era esposa del hombre más sabio del planeta, este hombre era un
maestro en todas las ciencias y artes tanto intelectuales como de combate, y de
todo el conocimiento existente hasta ese entonces, el niño al crecer se destacó
por ser el más fuerte e inteligente entre aquella legión de niños a pesar de
ser el menor de ellos, pues solo contaba con cinco años de edad, los otros
niños habían sido escogidos de entre la simiente de los soldados más fuertes de
la isla, mientras que en el resto del planeta reinaba un silencio sepulcral que
solo era interrumpido por el crujir de las fauces de aquellas bestias que se
comían todo lo que se moviera, que no fuera de su raza,
la gran chimenea con el paso de esos cinco años
hizo aparecer una protuberancia en la superficie de la tierra a la cual los
monstruos la llamaron la montaña de la muerte, salía un pequeño domo en la
cumbre, la única abertura de la cumbre tenía forma de ranura para una gran
llave, el rey de los monstruos comenzó a estudiar este fenómeno geológico,
buscando una razón lógica a esto, hasta que la encontró, y convoco a todos los
monstruos diseminados por los cinco continentes y les dijo: Hermanos la gran
chimenea está hablando y nos está dando un mensaje y es el siguiente: Al
parecer todavía existe un Bastión Humano por allí, por eso la nueva orden es
buscarlo y para ello quiero que peinen la superficie del planeta, hasta que lo
hallen pero cuando lo encuentren no lo ataquen, avísenme que quiero estar
personalmente al frente de esa minúscula pero última invasión. Y no pasaron
muchos días, hasta que llego la noticia al rey de los monstruos de que lo
habían localizado, de inmediato este se traslado allí, y empezó analizar el
lugar desde el aire con la ayuda de un dragón, camuflándose entre las nubes y
la noche que empezaba a caer, entonces en voz baja pensaba Abadón diciendo lo
siguiente: “Aquí entre estos debe estar el hombre que va a intentar colocar la
llave en la gran ranura”,
¿Quién será? ¿Acaso será alguno de esos hombres
armados con espadas? Y Abadón dijo: “Hermanos ataquen, pero el palacio que está
en el centro de la isla no lo toquen ese es para mí, pues allí debe encontrarse
el rey de ellos, y es a él a quien quiero aplastar personalmente”(lo decía con
un aire de orgullo y exceso de confianza) y empezó la invasión, los monstruos
alados que habían atravesado medio mundo trayendo las legiones de gigantes de a
pie descansaban en la orilla de la isla mientras que dichos gigantes con sus
grandes garras se abalanzaban sobre las murallas de la ciudad para penetrar la
fortaleza, la invasión fue fácil para los monstruos, pues a muchos de estos los
dragones los dejaban caer dentro de las murallas de la ciudad y atacaban la
muralla por ambos flancos lo que creo confusión entre el ejército humano, pues
no coordinaban la dirección en la que tirarían las flechas las cuales a pesar
de ser de gran envergadura solo lograban a ser pequeñas heridas en los
monstruos pues estos tenían una dura coraza en sus cuerpos, y lograron abrir
las puertas de la gran ciudad y entro el gran ejercito de monstruos en la gran
ciudad y los monstruos comenzaban con sus inmensas garras a despedazar a la
gente y a
devorarlos con sus insaciables dientes, a medida
que avanzaban las huestes en el combate se tomaban tiempo para devorar a sus
adversarios, al ver la imposibilidad de refrenar dicho ataque se cerraron las
puertas del palacio y algunas mujeres a quienes les tomo por sorpresa el ataque
gritaban desesperadas para que les abrieran las puertas del palacio, pero ya no
era posible, el terror había embargado a los que guardaban sus puertas, la
gente que se encontraba en el palacio impotentes escuchaban los gritos
aterradores de la gente que había quedado afuera, y empezaban a llorar y otros
a lamentar su suerte, algunos desesperados por el terror que reinaba en el
ambiente decidieron acostarse sobre sus espadas para suicidarse y no sufrir la
tortura de ser despedazados vivos por esos feroces depredadores, que en
cualquier momento entrarían, mientras que en la cámara mas secreta del castillo
se encontraba el anciano sabio con sus mil pupilos, su hijo y su esposa que
cargaba al niño en los brazos, allí dentro no se escuchaba el terror de afuera
pues las paredes tenían unos revestimientos anti acústicos para evitar que el
sonido entrase o saliera de esa recamara, el sabio ya presentía lo que sucedía
afuera a causa de la unción que
descansaba sobre él, de repente al levantar su mirada
vio a su hijo y una profunda tristeza lo embargo, pero de repente los ojos del
niño dieron un suave destello de luz que se quedo permanente en la mirada del
pequeño, esa luz en la mirada de su hijo le devolvió la esperanza al abatido
espíritu de su padre, entonces el padre dijo a los otros niños en el salón:
miren los ojos del más pequeño, es el elegido, y los niños comentaban entre sí:
su mirada irradia mucha paz, la madre abrazaba al niño con sus brazos mientras
que los otros niños que eran mayores de siete años yacían sentados todos de
blanco en el piso como se sientan los monjes tibetanos y escuchaban atentos las
palabras sabias que salían de la boca de su maestro, al lado izquierdo del
anciano en la gran sala había una larga mesa sobre la cual estaban los
tenedores y cucharas para la cena que sería servida en treinta minutos, al lado
derecho estaban los palos con los que entrenaban los niños en lugar de espadas
para el combate.
Mientras que afuera de la habitación secreta
sucedía lo peor, Abadón había logrado entrar en el palacio, pero dio una orden
inesperada a sus monstruos, les dijo: No se coman a nadie de los que están en
este palacio, solo a los de afuera, no maten a nadie
de los que están aquí adentro, quiero que capturen
vivos a todos, estos que resguardan el castillo que son los más fuertes, serán
los que usaremos para el trabajo forzoso de la chimenea, mientras que sonreía
con su atroz hilera de dientes, el rostro de horror de aquella gente era
indescriptible, a medida que Abadón avanzaba por el pasillo se encontró con un
hombre de tez morena y de cuatro metros de altura, estaba cruzado de brazos de
espalda a una pared de pie en aquel pasillo, Abadon paso al lado de él, pero el
hombre movía solamente los ojos para mirarlo con gran indignación , y Abadón
pensaba “este negro que quedo detrás de mí, me parece muy bien para trabajar en
la chimenea, pues divinamente haría el trabajo de diez hombres” al terminar de
recorrer aquel pasillo, llego Abadon a la ultima recamara y al tumbar su puerta
solo encontró ropas reales, pero no había rey, ni gente solo un gran banquete
servido, al instante los dos monstruos que escoltaban a su jefe se abalanzaron
sobre la comida que devoraron con desespero, Abadon dio media vuelta y dijo
vámonos de aquí ya tenemos lo que queríamos, y al pasar cerca del negro de
reojo vio una gota de sudor bajar por el lado derecho de su frente, y
deteniéndose el monstruo le dijo: Huelo tu temor gran hombre, ¿Por qué temes si
sabes que no te comeré?
El hombre no respondió palabra solo contuvo la
respiración, y el monstruo le dijo: quítate de esa pared, el hombre lo hizo, el
monstruo dijo: entonces vámonos y los dos monstruos guarda espaldas de Abadon
empujando al negro se lo llevaban, pero de repente Abadon se detuvo y se devolvió
a la pared donde estuvo el negro de pie, y puso su oreja en la pared y al otro
lado de la habitación el anciano hizo la señal de silencio y todos callaron,
aunque la pared tenia revestimiento anti acústico, el monstruo tenía un oído
tan sensible como el de un perro, de repente la mama del niño estornudo, pero
logro contener con la mano el estornudo, de tal manera que no se noto mucho el
ruido, pero para el monstruo esto fue suficiente, y comenzó con sus garras a
romper la pared para tumbar el hormigón que la recubría, cuando el negro
escucho los golpes giró su cabeza sobre su hombro, mientras que los monstruos
lo escoltaban y se detuvo y con sus dos manos les arranco los corazones a los
dos monstruos una vez se encargo de sus dos escoltas salió corriendo para
detener al monstruo mientras le sujetaba la cabeza por la espalda, trataba de
romperle el cuello y abadon sin inmutarse seguía golpeando la pared, el
monstruo dijo: “matarte será un desperdicio”, y de la espalda del monstruo
salió un tentáculo
como un látigo y le rodeo todo el cuerpo al negro
menos los brazos y Abadon dio media vuelta y comenzó a luchar con él a medida
que se daban golpes entre si se escuchaba el crujir de los huesos del negro y
de repente los apretó tanto con el látigo de su espalda que una costilla al
romperse atravesó su corazón y murió.
Abadon lo dejo en el piso y se volteo y tumbo la
pared, pues se había puesto muy molesto, y encontró un pasadizo y al entrar por
el vio una puerta con delicadeza usando su tentáculo que le había salido de la
espalda giro la manilla y su sorpresa fue grande al ver esa gran habitación
llena de niños, al ver al anciano le pregunto, y estos ¿Quiénes son? El anciano
le respondió son los hijos de tus nuevos esclavos. A lo que Abadon replico
querrás decir la simiente fuerte de este reino, o sea la esperanza de ustedes,
lo dijo riéndose ¡Bueno! En ese instante se escucho un cólico fuerte en el
vientre de Abadón, y dijo debe ser el hambre después de una gran faena y al dar
vuelta para irse dijo en voz baja me comeré a algunos de estos niños y nadie
tendrá que saberlo después de todo, miro la mesa dispuesta pero sin la cena de
los niños y dijo al anciano lamento decirlo pero estos niños no van a cenar
contigo hoy sino conmigo,
los niños entendieron que la intención del
monstruo no era la de alimentarlos sino de comérselos y comenzaron a murmurar
entre ellos diciendo: Tenemos que pelear con lo que tenemos aquí, para que
pueda escapar el elegido, de todos modos vamos a morir, pero será con mucho
honor. Mientras que el anciano negociaba con el monstruo para hacerle desistir
de su notoria intención, la madre llevaba al niño a la parte posterior de la
gran habitación y se escondió detrás de una columna, entonces la madre se asomo
a ver que le acontecería a su esposo y el niño que se había quedado en oculto,
no resistió la curiosidad y también se asomo y fue en ese instante que el
monstruo percibió el brillo de luz en sus ojitos y dijo con su ronca voz: el
¡Elegido! Acto seguido el anciano grito: Ataquen, y atacaron al monstruo,
algunos niños tomaron tenedores, otros palos y con gran valor se abalanzaron
sobre el monstruo, el anciano ataco bien al monstruo, pero este estudió todos
sus movimientos e inmovilizo al anciano atándolo con una cadena que el monstruo
llevaba a su cintura y lo colgó de las extremidades en el techo, y mientras
tanto los niños golpeaban al monstruo con los palos hasta la altura de la
cintura, pues este era muy alto, pero el monstruo seguía con la mirada fija en
aquel niño de los ojitos de paz, se acercaba paso a paso al niño,
mientras lanzaba zarpazos que desgarraban a los
niños como lo haría un oso, y decía en voz baja, me como a este niño y la
profecía no se cumplirá, de repente los niños más débiles del grupo pero más
sabios se escurrieron por la habitación hasta llegar a donde estaba el anciano,
y lo liberaron, el anciano estaba mal herido pues la cadena tenía unas púas
grandes, el anciano una vez libre busco en la pared sacando unos ladrillos que
estaban sobrepuestos y tomo una caja en la que había un frasco con un liquido
azul y le dijo a los niños tomen la cadena de los extremos mientras lo derramo
en las púas, pues es este un arma química que estaba en fase de
experimentación, pero aun no se sabía si el efecto del arma seria el esperado,
y tomando el anciano la cadena envenenada, corrió por la sala y justo antes de
que el monstruo tocara al elegido, le lanzo la cadena al cuello, el monstruo al
sentir el chuzón de las púas se desvaneció pues el veneno era de efecto
instantáneo, y los cuatro niñitos que ayudaron al anciano dijeron ¡lo matamos!
El anciano le dijo a la esposa lo siguiente: toma al niño y sígueme vamos hasta
el establo para que subas sobre el caballo con alas que está reservado para
estas emergencias, y el anciano tomo la gran cadena con la que había vencido al
monstruo Abadon y la agitaba
sobre su cabeza como una hélice y los pocos
monstruos que habían quedado en el castillo al intentarlo atacar caían
fulminados por el veneno de la cadena que los chuzaba al girar en las manos del
anciano, llegaron hasta el caballo, que estaba en el establo al interior del
castillo y la mujer subió al caballo alado y se dirigieron hasta la puerta
principal que yacía hecha pedazos, y los otros cuatro niños tomaron las espadas
que encontraron en el suelo y le echaron del veneno y cuando un monstruo los
atacaba, bastaba con tocarlo ligeramente con dichas espadas para que cayera al
piso vencido, estaban alegres venciendo a sus enemigos cuando salieron por la
puerta principal la mayoría de monstruos que estaban fuera estaban comiendo y
durmiendo, mientras que los otros estaban escoltando a la muchedumbre de los
que habían sido capturados, era una fila supremamente larga de esclavos la que
se llevaban, en ese momento el caballo levanto vuelo y se empezó a alejar pero
de repente salió Abadon detrás del anciano y los niños y mientras el anciano se
despedía de su hijo el monstruo atacaba a los niños y las espadas envenenadas
ya no le hacían efecto pues su sistema inmunológico había desarrollado las
defensas suficientes para resistir los efectos nocivos de tal veneno,
el anciano escucho el grito de los niños a sus
espaldas que caían bajo las garras de Abadon, dio media vuelta y le lanzo la
cadena al monstruo la cual este agarro con una mano y tiro de ella haciendo
caer al anciano, acto seguido le aplasto la cabeza, se agacho y empezó a
comérselo, y la madre no se dio cuenta de que su hijo que iba en la cobija de
su espalda lo había visto todo, y el corcel aéreo los llevo al lugar más alto
de la tierra, allá donde jamás llegarían los monstruos, el lugar de las
Águilas, y allí había una pequeña casa en una de las partes más altas de
aquella montaña escarpada y allí se refugiaron el niño y su madre, ella le
enseño allí todo acerca del amor y la paz que deben gobernar su corazón, las
Águilas les traían carne de animales, los cuales la mujer preparaba y le daba
de comer a su hijo, así subsistieron muchos años, el niño después de la
despedida traumática que tuvo con su padre, perdió temporalmente el habla, pero
después de tres años volvió a hablar, fue un proceso lento, cuando el niño
cumplió treinta años, se había convertido en el hombre más pacífico y puro,
pero un día encontró un retrato de su padre que él había hecho de pequeño y
recordó el instante que el monstruo se lo mato, y fue entonces que sus ojitos
de tenue luz blanca, se tornaron como llamas de fuego, levanto la mirada,
y salió de casa no sabía cómo controlar esa gran
ira y al levantar los ojos vio en el peñasco de la cumbre más alta algo que
empezó a brillar de color fuego, su corazón empezó arder, y comenzó a escalar y
descubrió que era una urna de cristal y oro que se había envuelto en destellos
de fuego como una fogata en cada uno de sus cristales, al acercarse a la puerta
del cofre de cristal, lo abrió y encontró una bandera grande con un asta en
forma de llave en su base, el asta era toda de oro y la bandera tenía el dibujo
bordado de un gran almendro, con sus flores y frutos, y al lado de la bandera
hallo un viejo pergamino, el cual el tomo y al leerlo se dio cuenta que hablaba
acerca de una profecía que decía lo siguiente:
Cierto día llegara alguien que tomara del fruto
del árbol del almendro y al comerlo su semilla sacara de su corazón y la
derramara en donde la tierra abrió su matriz, porque en el lugar donde no hay
vida, nacerá la vida otra vez.
Fue entonces que entendió que esa bandera era la
llave del amor a la sabiduría y con el coraje de su corazón la enarbolaría
llevándola a la gran ranura que estaba sobre la montaña de la muerte, y al
encajarla todos los seres humanos serian libres del
lugar donde estaban atrapados en el centro de la
tierra, y no habría más lamento y todo seria paz.
Tomo con la mano izquierda el pergamino y con la
derecha la bandera, pero fue en ese instante que sintió coraje y su mano se
fundió con el asta, al bajar la cumbre del peñasco, entro en su casa y se puso
la armadura de su bisabuelo que estaba allí guardada, y al ponérsela le quedo
un poco grande, volvió a tomar el asta y la armadura de repente se estrecho hasta
tomar la medida del cuerpo de aquel guerrero y el brillo de oro lo revistió
completamente y salió decidido para la tarea encomendada, su madre al verlo
desde la cocina le pregunto: ¿Para qué sacaste la armadura de tus ancestros y
la pusiste así? El se detuvo y al volver su mirada y ver a su madre le dijo la
tome prestada para cumplir la profecía, su madre dejo los panes en el horno de
barro y salió corriendo hacia él y al ver sus ojos de fuego, cayó de rodillas y
llorando clamó a Dios diciendo: Todavía no te lo lleves, apenas es un muchacho,
pero hágase lo que tú has querido mi Dios. El joven siguió su destino, se subió
al corcel alado y la mamá se acerco a decirle antes de que partiera: Mi amor
rezare por ti, pero sabes muy bien que allá te espera lo peor de este mundo.
A lo que el joven respondió gracias mama por
apoyarme con tus oraciones las necesitare. ¡Chao!
Y cabalgando por los cielos se marcho, y llego al
oriente del mundo y observo como dormían los monstruos con sus vientres
hinchados de tanto comer, estaban echados sobre las bastas praderas y comenzó a
atacarlos con su gran espada y en una noche mato cientos de monstruos sin hacer
ruido, la noticia llego a oídos de Abadón, el cual encargo a quinientos de sus
guerreros alados más feroces que buscarán al caballero volador y que le
trajeran su cabeza en una bandeja de plata, pero el joven avanzaba en su
conquista y al encontrarse con los quinientos guerreros temibles empezó la
lucha entre las nubes de los cielos y los venció a todos ellos y siguió conquistando
terreno, Abadón al no tener noticias de su escuadrón elite de monstruos saco
conclusiones diciendo: “Para que este mate fácilmente a mis guerreros es porque
es el elegido que vendría a ponerle fin a mi reinado”, fue entonces que convoco
en toda la tierra a los monstruos más poderosos para que custodiasen la montaña
de la muerte, en la cumbre estaba sentado Abadón sobre la ranura de la llave y
sobre él volaban los seres alados para custodiarla y esperaban a que llegase y
no llegaba hasta que pasados muchos
días al despuntar el alba lo vieron venir desde el
mar como la sombra de una mano humana que se acercaba, avanzaba a medida que
subía el sol, y el vigía de la montaña grito con fuerte voz, allí viene el
humano terrible, Abadón de inmediato envió a todos los alados a atacarlo eran
como cincuenta mil, pero el guerrero los estaba venciendo, entonces Abadón
grito ¡maten al caballo! Y uno de los monstruos voladores le ataco con su
aguijón al caballo y le hirió el corazón, pero el valeroso guerrero logro
matarlos a todos esos monstruos alados, pero al terminar esa lucha aérea el
caballo hizo sus alas para atrás y se fue en picada hacia la falda del monte de
la muerte, el guerrero comprendió la intención kamycazie de su corcel y con el
asta de la bandera toco al corcel en su lomo y este se volvió como de oro con
fuego y el jinete salto hacia atrás y cayo de pie sobre una gran roca la cual
se partió después de que él se bajo de ella, mientras que el caballo se lanzó
con todo su ímpetu sobre una muchedumbre de monstruos y mato a muchos de ellos
con su muerte, el guerrero empuñando su espada se abalanzo sobre los monstruos,
aprovechando la confusión reinante por el caballo
que se impacto con fuerza y fuego contra aquellos
monstruos, y entre el humo el guerrero solo blandía su espada de izquierda a
derecha y mataba así monstruos, al disiparse el
humo Abadón lo diviso y mando a todos los monstruos a custodiar la escalera por
donde se acercaba el guerrero, el cual se enfrentaba a monstruos de cinco
metros de alto y a todos ellos les daba de baja con la espada en su mano
izquierda mientras que con la derecha empuñaba la bandera, la cual brillaba
como una luz dorada que cegaba a los monstruos, al analizar Abadón, ordeno una
cruel desmembración, decía: traten de cortar su pierna izquierda, así no podrá
andar, lo decía riéndose con crueldad, así si necesita andar tendrá que
apoyarse con la derecha y tendrá que cambiar de mano la bandera y como él no es
diestro aprovecharemos esa desventaja y lo venceremos, pero el guerrero resulto
ser ambidiestro, el se desenvolvía muy bien con la mano derecha como con la
izquierda y el monstruo dijo: corten su otra pierna, y así lo hicieron, y
arrastrándose seguía luchando, y venciendo, y la siguiente orden era
desmembrarle la mano izquierda pero después que lo hicieron llevo la bandera en
la boca y siguió luchando, y cuando faltaban diez gradas para llegar a la cima
Abadón dijo: Ataquen todos, y ninguno atacaba porque ninguno había, todo lo que
quedaba eran cuerpos de monstruos muertos, solo quedaba Abadón y este se
levanto y le dijo al guerrero has ganado, me voy por la salida de atrás, pero
al bajar las gradas de la otra escalera de repente le salieron alas enormes de
murciélago, que Abadón nunca había usado, ni nadie sabía que el tenia tales
alas y voló, pero el guerrero no se percato de ello, y faltando tres gradas
para insertar la llave en la ranura vio que una sombra grande que venía sobre
él y supo que Abadón lo atacaría y al subir la última escala levanto su brazo
sobre su cabeza en dirección a su espalda y fue en ese instante que la espada
penetro en el corazón del monstruo Abadón, pero este en ese instante desgarro
con sus grandes garras ese brazo el único que le quedaba al guerrero, una vez
muerto Abadón, el guerrero apretaba fuerte la bandera con sus dientes y se
arrastraba como gusano hasta que llego a la ranura y puso la bandera en su
lugar y al soltar la bandera murió, y de repente hubo un terremoto y
aparecieron sobre la faz de la tierra todas las personas que habían muerto y
que habían permanecido esclavas de los monstruos.
y la gente tomo el cuerpo del guerrero y lo
sepultaron y un anciano tomo la llave, o sea la bandera y la clavo sobre la
tumba para que la gente sepa que el que allí murió fue el que salvo al mundo,
pero en ese instante la tierra donde estaba el cuerpo comenzó a hundirse y
salió una bola de luz como una pequeña estrella de dos metros de circunferencia
y dentro de ella se veía la silueta de un hombre de fuego que se elevo hasta el
cielo y desapareció entre las nubes, el anciano fue el único testigo de esto y
paso la historia de generación en generación y desde ese entonces, cuando la
gente ve esa tumba hay pueden leer en la inscripción “aquí yace no la llave del
amor a la sabiduría” sino “La llave del que sabe Amar”.
Y ese sería el nombre con el cual sería recordado aquel guerrero.