sábado, 17 de septiembre de 2011


La Historia que les voy a narrar sucedió hace muchos, muchos años…


La humanidad vivía en paz, los hombres trabajaban en los campos contentos con lo que Dios les había dado, pero un día en lo profundo del planeta sucedió algo inesperado, en su centro comenzó a bajar la temperatura, muy cerca de este núcleo vivían unas criaturas que se alimentaban de la radiación que este emanaba cuando abrían sus poros para recibirla. Estos seres eran monstruosos, muy fuertes e inteligentes, y comenzaron a extraer carbón y toda clase de materiales que hiciesen subir el calor en la gran chimenea, pues era así que llamaban al centro del planeta tierra, pero los monstruos estaban cansados de tanto trabajar, y por ello el calor comenzó a disminuir gradualmente a medida que pasaba el tiempo; Fue entonces que el Rey de las huestes del submundo convocó a todos los monstruos a una asamblea, el cual había encontrado la solución que considero la más sabia; sonaron las trompetas, anunciando la entrada del soberano a la asamblea y se escucho decir: ¡Atención! se dirige a ustedes el gran rey Abadón, y este ser dijo: “La solución a nuestro problema no la encontraremos aquí”, entonces la asamblea de monstruos comenzó a murmurar pues no entendían a lo que Abadón se refería, y prosiguió a hablar 
Abadón diciendo: “La solución no la encontraremos aquí sino allá arriba en la superficie de la tierra”, entonces ante la mirada atónita de todos los monstruos, Abadón empezó a explicarles su plan: Que consistía en que los monstruos subirían a la superficie y con mucho sigilo secuestrarían a seres humanos fuertes, que se vieran capaces de trabajar en la extracción de los materiales necesarios para sostener el calor de la gran chimenea, la sociedad humana empezó a notar un suceso común entre las aldeas: La desaparición masiva de las personas más robustas de la tierra. Mientras que en el submundo todo volvía a funcionar normalmente, pero no fue por mucho tiempo y se dieron cuenta de que hacían falta más esclavos, pues la temperatura decaía bruscamente en ciertos momentos, y después de exigir con crueles latigazos a sus esclavos para que trabajasen más duro, la temperatura volvía a subir; Los monstruos pretendían estabilizar la temperatura pero parecía una tarea difícil, debido a que la mano de obra humana empezaba a disminuir, porque los seres humanos empezaban a morir exhaustos bajo la crueldad de sus tiranos; los monstruos tuvieron la molesta tarea de viajar desde el centro de la tierra hasta la superficie para 
traer los hombres que reemplazasen a los fallecidos, en una ocasión una de las criaturas monstruosas le pregunto a su capataz: ¿Que haremos con estos muertos? A lo que el capataz le respondió: “Arrójenlos a la chimenea quizás ayude a subir el bendito fuego”, pero al hacerlo sucedió algo inesperado, el olor de la carne humana quemándose fue para estas abominables criaturas el aroma más exquisito que hayan percibido, por lo cual decidieron añadir a su dieta carne humana, ahora esperaban impacientes que alguno de los obreros muriese para devorar sus cuerpos, el desespero de las bestias llego a ser tal que comenzaron a herir mucho a los esclavos con fuertes latigazos para que muriesen más rápido y así tener la excusa para devorarlos, esto hizo que el calor de la chimenea empezará a decaer mucho; La noticia llego hasta oídos de su rey, quien convoco otra asamblea general en la que dijo lo siguiente: “Ya veo que el apetito de ustedes a incorporado en nuestro menú comer carne humana, para ello tengo una solución mucho más sabia que la anterior, esta vez subiremos a la superficie y someteremos a toda la raza humana, a los más fuertes de ellos los pondremos a sacar carbón para la gran chimenea y al resto, 
los débiles, se los podrán comer”; Un estallido de euforia y jubilo se escucho en toda la asamblea por la noticia, pero el rey puso una condición: “A los hijos de los fuertes no los comerán para que cuando crezcan, reemplacen a sus padres en las labores heredadas”, y todos compartieron la idea.


A media noche se abrieron las cavernas más profundas de la tierra y salió un olor pestilente que empezó a sentirse de manera tenue en las aldeas, la gente lo ignoro, pero no supieron que había llegado el momento de la gran guerra, aquellas criaturas de estatura como de cinco metros, algunos con alas como de murciélagos gigantes, salieron y atacaron el lado oriental del planeta, usaron la noche para tomarlos de sorpresa, a medida que la sombra nocturna cubría el mundo, ellos avanzaban tras ella como una gran plaga de langostas, se escuchaban gritos de horror, los hombres empuñaban azadones, y tridentes para defenderse de esas bestias pero sus esfuerzos fueron vanos ya que estas feroces bestias eran demasiado fuertes e inteligentes para entablar combate con ellos y el reino del terror logró entonces su cometido, el mundo al parecer había sido sometido como se había planeado; Pero aun existía un lugar en el mundo, en 
el otro extremo de la tierra (“El último resguardo del Planeta”) a quienes les llegó la noticia del ataque de los monstruos y los hombres de aquella tierra lejana se armaron y esperaban atentos a que llegará la noche, aquel lugar quedaba en una isla en medio del gran océano, pero los monstruos no llegaron en aquel tiempo, al parecer ignoraron su existencia, y no la atacaron.

En aquel lugar reinaba la incertidumbre entre sus habitantes, todos aguardaban armados día y noche, pues temían sufrir la suerte del resto del mundo entre estas persona había una mujer que dio a luz un niño, aquella mujer era esposa del hombre más sabio del planeta, este hombre era un maestro en todas las ciencias y artes tanto intelectuales como de combate, y de todo el conocimiento existente hasta ese entonces, el niño al crecer se destacó por ser el más fuerte e inteligente entre aquella legión de niños a pesar de ser el menor de ellos, pues solo contaba con cinco años de edad, los otros niños habían sido escogidos de entre la simiente de los soldados más fuertes de la isla, mientras que en el resto del planeta reinaba un silencio sepulcral que solo era interrumpido por el crujir de las fauces de aquellas bestias que se comían todo lo que se moviera, que no fuera de su raza, 
la gran chimenea con el paso de esos cinco años hizo aparecer una protuberancia en la superficie de la tierra a la cual los monstruos la llamaron la montaña de la muerte, salía un pequeño domo en la cumbre, la única abertura de la cumbre tenía forma de ranura para una gran llave, el rey de los monstruos comenzó a estudiar este fenómeno geológico, buscando una razón lógica a esto, hasta que la encontró, y convoco a todos los monstruos diseminados por los cinco continentes y les dijo: Hermanos la gran chimenea está hablando y nos está dando un mensaje y es el siguiente: Al parecer todavía existe un Bastión Humano por allí, por eso la nueva orden es buscarlo y para ello quiero que peinen la superficie del planeta, hasta que lo hallen pero cuando lo encuentren no lo ataquen, avísenme que quiero estar personalmente al frente de esa minúscula pero última invasión. Y no pasaron muchos días, hasta que llego la noticia al rey de los monstruos de que lo habían localizado, de inmediato este se traslado allí, y empezó analizar el lugar desde el aire con la ayuda de un dragón, camuflándose entre las nubes y la noche que empezaba a caer, entonces en voz baja pensaba Abadón diciendo lo siguiente: “Aquí entre estos debe estar el hombre que va a intentar colocar la llave en la gran ranura”,


¿Quién será? ¿Acaso será alguno de esos hombres armados con espadas? Y Abadón dijo: “Hermanos ataquen, pero el palacio que está en el centro de la isla no lo toquen ese es para mí, pues allí debe encontrarse el rey de ellos, y es a él a quien quiero aplastar personalmente”(lo decía con un aire de orgullo y exceso de confianza) y empezó la invasión, los monstruos alados que habían atravesado medio mundo trayendo las legiones de gigantes de a pie descansaban en la orilla de la isla mientras que dichos gigantes con sus grandes garras se abalanzaban sobre las murallas de la ciudad para penetrar la fortaleza, la invasión fue fácil para los monstruos, pues a muchos de estos los dragones los dejaban caer dentro de las murallas de la ciudad y atacaban la muralla por ambos flancos lo que creo confusión entre el ejército humano, pues no coordinaban la dirección en la que tirarían las flechas las cuales a pesar de ser de gran envergadura solo lograban a ser pequeñas heridas en los monstruos pues estos tenían una dura coraza en sus cuerpos, y lograron abrir las puertas de la gran ciudad y entro el gran ejercito de monstruos en la gran ciudad y los monstruos comenzaban con sus inmensas garras a despedazar a la gente y a 
devorarlos con sus insaciables dientes, a medida que avanzaban las huestes en el combate se tomaban tiempo para devorar a sus adversarios, al ver la imposibilidad de refrenar dicho ataque se cerraron las puertas del palacio y algunas mujeres a quienes les tomo por sorpresa el ataque gritaban desesperadas para que les abrieran las puertas del palacio, pero ya no era posible, el terror había embargado a los que guardaban sus puertas, la gente que se encontraba en el palacio impotentes escuchaban los gritos aterradores de la gente que había quedado afuera, y empezaban a llorar y otros a lamentar su suerte, algunos desesperados por el terror que reinaba en el ambiente decidieron acostarse sobre sus espadas para suicidarse y no sufrir la tortura de ser despedazados vivos por esos feroces depredadores, que en cualquier momento entrarían, mientras que en la cámara mas secreta del castillo se encontraba el anciano sabio con sus mil pupilos, su hijo y su esposa que cargaba al niño en los brazos, allí dentro no se escuchaba el terror de afuera pues las paredes tenían unos revestimientos anti acústicos para evitar que el sonido entrase o saliera de esa recamara, el sabio ya presentía lo que sucedía afuera a causa de la unción que 
descansaba sobre él, de repente al levantar su mirada vio a su hijo y una profunda tristeza lo embargo, pero de repente los ojos del niño dieron un suave destello de luz que se quedo permanente en la mirada del pequeño, esa luz en la mirada de su hijo le devolvió la esperanza al abatido espíritu de su padre, entonces el padre dijo a los otros niños en el salón: miren los ojos del más pequeño, es el elegido, y los niños comentaban entre sí: su mirada irradia mucha paz, la madre abrazaba al niño con sus brazos mientras que los otros niños que eran mayores de siete años yacían sentados todos de blanco en el piso como se sientan los monjes tibetanos y escuchaban atentos las palabras sabias que salían de la boca de su maestro, al lado izquierdo del anciano en la gran sala había una larga mesa sobre la cual estaban los tenedores y cucharas para la cena que sería servida en treinta minutos, al lado derecho estaban los palos con los que entrenaban los niños en lugar de espadas para el combate.



Mientras que afuera de la habitación secreta sucedía lo peor, Abadón había logrado entrar en el palacio, pero dio una orden inesperada a sus monstruos, les dijo: No se coman a nadie de los que están en este palacio, solo a los de afuera, no maten a nadie 
de los que están aquí adentro, quiero que capturen vivos a todos, estos que resguardan el castillo que son los más fuertes, serán los que usaremos para el trabajo forzoso de la chimenea, mientras que sonreía con su atroz hilera de dientes, el rostro de horror de aquella gente era indescriptible, a medida que Abadón avanzaba por el pasillo se encontró con un hombre de tez morena y de cuatro metros de altura, estaba cruzado de brazos de espalda a una pared de pie en aquel pasillo, Abadon paso al lado de él, pero el hombre movía solamente los ojos para mirarlo con gran indignación , y Abadón pensaba “este negro que quedo detrás de mí, me parece muy bien para trabajar en la chimenea, pues divinamente haría el trabajo de diez hombres” al terminar de recorrer aquel pasillo, llego Abadon a la ultima recamara y al tumbar su puerta solo encontró ropas reales, pero no había rey, ni gente solo un gran banquete servido, al instante los dos monstruos que escoltaban a su jefe se abalanzaron sobre la comida que devoraron con desespero, Abadon dio media vuelta y dijo vámonos de aquí ya tenemos lo que queríamos, y al pasar cerca del negro de reojo vio una gota de sudor bajar por el lado derecho de su frente, y deteniéndose el monstruo le dijo: Huelo tu temor gran hombre, ¿Por qué temes si sabes que no te comeré?


El hombre no respondió palabra solo contuvo la respiración, y el monstruo le dijo: quítate de esa pared, el hombre lo hizo, el monstruo dijo: entonces vámonos y los dos monstruos guarda espaldas de Abadon empujando al negro se lo llevaban, pero de repente Abadon se detuvo y se devolvió a la pared donde estuvo el negro de pie, y puso su oreja en la pared y al otro lado de la habitación el anciano hizo la señal de silencio y todos callaron, aunque la pared tenia revestimiento anti acústico, el monstruo tenía un oído tan sensible como el de un perro, de repente la mama del niño estornudo, pero logro contener con la mano el estornudo, de tal manera que no se noto mucho el ruido, pero para el monstruo esto fue suficiente, y comenzó con sus garras a romper la pared para tumbar el hormigón que la recubría, cuando el negro escucho los golpes giró su cabeza sobre su hombro, mientras que los monstruos lo escoltaban y se detuvo y con sus dos manos les arranco los corazones a los dos monstruos una vez se encargo de sus dos escoltas salió corriendo para detener al monstruo mientras le sujetaba la cabeza por la espalda, trataba de romperle el cuello y abadon sin inmutarse seguía golpeando la pared, el monstruo dijo: “matarte será un desperdicio”, y de la espalda del monstruo salió un tentáculo 
como un látigo y le rodeo todo el cuerpo al negro menos los brazos y Abadon dio media vuelta y comenzó a luchar con él a medida que se daban golpes entre si se escuchaba el crujir de los huesos del negro y de repente los apretó tanto con el látigo de su espalda que una costilla al romperse atravesó su corazón y murió.

Abadon lo dejo en el piso y se volteo y tumbo la pared, pues se había puesto muy molesto, y encontró un pasadizo y al entrar por el vio una puerta con delicadeza usando su tentáculo que le había salido de la espalda giro la manilla y su sorpresa fue grande al ver esa gran habitación llena de niños, al ver al anciano le pregunto, y estos ¿Quiénes son? El anciano le respondió son los hijos de tus nuevos esclavos. A lo que Abadon replico querrás decir la simiente fuerte de este reino, o sea la esperanza de ustedes, lo dijo riéndose ¡Bueno! En ese instante se escucho un cólico fuerte en el vientre de Abadón, y dijo debe ser el hambre después de una gran faena y al dar vuelta para irse dijo en voz baja me comeré a algunos de estos niños y nadie tendrá que saberlo después de todo, miro la mesa dispuesta pero sin la cena de los niños y dijo al anciano lamento decirlo pero estos niños no van a cenar contigo hoy sino conmigo, 
los niños entendieron que la intención del monstruo no era la de alimentarlos sino de comérselos y comenzaron a murmurar entre ellos diciendo: Tenemos que pelear con lo que tenemos aquí, para que pueda escapar el elegido, de todos modos vamos a morir, pero será con mucho honor. Mientras que el anciano negociaba con el monstruo para hacerle desistir de su notoria intención, la madre llevaba al niño a la parte posterior de la gran habitación y se escondió detrás de una columna, entonces la madre se asomo a ver que le acontecería a su esposo y el niño que se había quedado en oculto, no resistió la curiosidad y también se asomo y fue en ese instante que el monstruo percibió el brillo de luz en sus ojitos y dijo con su ronca voz: el ¡Elegido! Acto seguido el anciano grito: Ataquen, y atacaron al monstruo, algunos niños tomaron tenedores, otros palos y con gran valor se abalanzaron sobre el monstruo, el anciano ataco bien al monstruo, pero este estudió todos sus movimientos e inmovilizo al anciano atándolo con una cadena que el monstruo llevaba a su cintura y lo colgó de las extremidades en el techo, y mientras tanto los niños golpeaban al monstruo con los palos hasta la altura de la cintura, pues este era muy alto, pero el monstruo seguía con la mirada fija en aquel niño de los ojitos de paz, se acercaba paso a paso al niño, 
mientras lanzaba zarpazos que desgarraban a los niños como lo haría un oso, y decía en voz baja, me como a este niño y la profecía no se cumplirá, de repente los niños más débiles del grupo pero más sabios se escurrieron por la habitación hasta llegar a donde estaba el anciano, y lo liberaron, el anciano estaba mal herido pues la cadena tenía unas púas grandes, el anciano una vez libre busco en la pared sacando unos ladrillos que estaban sobrepuestos y tomo una caja en la que había un frasco con un liquido azul y le dijo a los niños tomen la cadena de los extremos mientras lo derramo en las púas, pues es este un arma química que estaba en fase de experimentación, pero aun no se sabía si el efecto del arma seria el esperado, y tomando el anciano la cadena envenenada, corrió por la sala y justo antes de que el monstruo tocara al elegido, le lanzo la cadena al cuello, el monstruo al sentir el chuzón de las púas se desvaneció pues el veneno era de efecto instantáneo, y los cuatro niñitos que ayudaron al anciano dijeron ¡lo matamos! El anciano le dijo a la esposa lo siguiente: toma al niño y sígueme vamos hasta el establo para que subas sobre el caballo con alas que está reservado para estas emergencias, y el anciano tomo la gran cadena con la que había vencido al monstruo Abadon y la agitaba 
sobre su cabeza como una hélice y los pocos monstruos que habían quedado en el castillo al intentarlo atacar caían fulminados por el veneno de la cadena que los chuzaba al girar en las manos del anciano, llegaron hasta el caballo, que estaba en el establo al interior del castillo y la mujer subió al caballo alado y se dirigieron hasta la puerta principal que yacía hecha pedazos, y los otros cuatro niños tomaron las espadas que encontraron en el suelo y le echaron del veneno y cuando un monstruo los atacaba, bastaba con tocarlo ligeramente con dichas espadas para que cayera al piso vencido, estaban alegres venciendo a sus enemigos cuando salieron por la puerta principal la mayoría de monstruos que estaban fuera estaban comiendo y durmiendo, mientras que los otros estaban escoltando a la muchedumbre de los que habían sido capturados, era una fila supremamente larga de esclavos la que se llevaban, en ese momento el caballo levanto vuelo y se empezó a alejar pero de repente salió Abadon detrás del anciano y los niños y mientras el anciano se despedía de su hijo el monstruo atacaba a los niños y las espadas envenenadas ya no le hacían efecto pues su sistema inmunológico había desarrollado las defensas suficientes para resistir los efectos nocivos de tal veneno, 
el anciano escucho el grito de los niños a sus espaldas que caían bajo las garras de Abadon, dio media vuelta y le lanzo la cadena al monstruo la cual este agarro con una mano y tiro de ella haciendo caer al anciano, acto seguido le aplasto la cabeza, se agacho y empezó a comérselo, y la madre no se dio cuenta de que su hijo que iba en la cobija de su espalda lo había visto todo, y el corcel aéreo los llevo al lugar más alto de la tierra, allá donde jamás llegarían los monstruos, el lugar de las Águilas, y allí había una pequeña casa en una de las partes más altas de aquella montaña escarpada y allí se refugiaron el niño y su madre, ella le enseño allí todo acerca del amor y la paz que deben gobernar su corazón, las Águilas les traían carne de animales, los cuales la mujer preparaba y le daba de comer a su hijo, así subsistieron muchos años, el niño después de la despedida traumática que tuvo con su padre, perdió temporalmente el habla, pero después de tres años volvió a hablar, fue un proceso lento, cuando el niño cumplió treinta años, se había convertido en el hombre más pacífico y puro, pero un día encontró un retrato de su padre que él había hecho de pequeño y recordó el instante que el monstruo se lo mato, y fue entonces que sus ojitos de tenue luz blanca, se tornaron como llamas de fuego, levanto la mirada, 
y salió de casa no sabía cómo controlar esa gran ira y al levantar los ojos vio en el peñasco de la cumbre más alta algo que empezó a brillar de color fuego, su corazón empezó arder, y comenzó a escalar y descubrió que era una urna de cristal y oro que se había envuelto en destellos de fuego como una fogata en cada uno de sus cristales, al acercarse a la puerta del cofre de cristal, lo abrió y encontró una bandera grande con un asta en forma de llave en su base, el asta era toda de oro y la bandera tenía el dibujo bordado de un gran almendro, con sus flores y frutos, y al lado de la bandera hallo un viejo pergamino, el cual el tomo y al leerlo se dio cuenta que hablaba acerca de una profecía que decía lo siguiente:




Cierto día llegara alguien que tomara del fruto del árbol del almendro y al comerlo su semilla sacara de su corazón y la derramara en donde la tierra abrió su matriz, porque en el lugar donde no hay vida, nacerá la vida otra vez.
Fue entonces que entendió que esa bandera era la llave del amor a la sabiduría y con el coraje de su corazón la enarbolaría llevándola a la gran ranura que estaba sobre la montaña de la muerte, y al encajarla todos los seres humanos serian libres del 
lugar donde estaban atrapados en el centro de la tierra, y no habría más lamento y todo seria paz.

Tomo con la mano izquierda el pergamino y con la derecha la bandera, pero fue en ese instante que sintió coraje y su mano se fundió con el asta, al bajar la cumbre del peñasco, entro en su casa y se puso la armadura de su bisabuelo que estaba allí guardada, y al ponérsela le quedo un poco grande, volvió a tomar el asta y la armadura de repente se estrecho hasta tomar la medida del cuerpo de aquel guerrero y el brillo de oro lo revistió completamente y salió decidido para la tarea encomendada, su madre al verlo desde la cocina le pregunto: ¿Para qué sacaste la armadura de tus ancestros y la pusiste así? El se detuvo y al volver su mirada y ver a su madre le dijo la tome prestada para cumplir la profecía, su madre dejo los panes en el horno de barro y salió corriendo hacia él y al ver sus ojos de fuego, cayó de rodillas y llorando clamó a Dios diciendo: Todavía no te lo lleves, apenas es un muchacho, pero hágase lo que tú has querido mi Dios. El joven siguió su destino, se subió al corcel alado y la mamá se acerco a decirle antes de que partiera: Mi amor rezare por ti, pero sabes muy bien que allá te espera lo peor de este mundo.


A lo que el joven respondió gracias mama por apoyarme con tus oraciones las necesitare. ¡Chao!
Y cabalgando por los cielos se marcho, y llego al oriente del mundo y observo como dormían los monstruos con sus vientres hinchados de tanto comer, estaban echados sobre las bastas praderas y comenzó a atacarlos con su gran espada y en una noche mato cientos de monstruos sin hacer ruido, la noticia llego a oídos de Abadón, el cual encargo a quinientos de sus guerreros alados más feroces que buscarán al caballero volador y que le trajeran su cabeza en una bandeja de plata, pero el joven avanzaba en su conquista y al encontrarse con los quinientos guerreros temibles empezó la lucha entre las nubes de los cielos y los venció a todos ellos y siguió conquistando terreno, Abadón al no tener noticias de su escuadrón elite de monstruos saco conclusiones diciendo: “Para que este mate fácilmente a mis guerreros es porque es el elegido que vendría a ponerle fin a mi reinado”, fue entonces que convoco en toda la tierra a los monstruos más poderosos para que custodiasen la montaña de la muerte, en la cumbre estaba sentado Abadón sobre la ranura de la llave y sobre él volaban los seres alados para custodiarla y esperaban a que llegase y no llegaba hasta que pasados muchos 
días al despuntar el alba lo vieron venir desde el mar como la sombra de una mano humana que se acercaba, avanzaba a medida que subía el sol, y el vigía de la montaña grito con fuerte voz, allí viene el humano terrible, Abadón de inmediato envió a todos los alados a atacarlo eran como cincuenta mil, pero el guerrero los estaba venciendo, entonces Abadón grito ¡maten al caballo! Y uno de los monstruos voladores le ataco con su aguijón al caballo y le hirió el corazón, pero el valeroso guerrero logro matarlos a todos esos monstruos alados, pero al terminar esa lucha aérea el caballo hizo sus alas para atrás y se fue en picada hacia la falda del monte de la muerte, el guerrero comprendió la intención kamycazie de su corcel y con el asta de la bandera toco al corcel en su lomo y este se volvió como de oro con fuego y el jinete salto hacia atrás y cayo de pie sobre una gran roca la cual se partió después de que él se bajo de ella, mientras que el caballo se lanzó con todo su ímpetu sobre una muchedumbre de monstruos y mato a muchos de ellos con su muerte, el guerrero empuñando su espada se abalanzo sobre los monstruos, aprovechando la confusión reinante por el caballo 
que se impacto con fuerza y fuego contra aquellos monstruos, y entre el humo el guerrero solo blandía su espada de izquierda a 
derecha y mataba así monstruos, al disiparse el humo Abadón lo diviso y mando a todos los monstruos a custodiar la escalera por donde se acercaba el guerrero, el cual se enfrentaba a monstruos de cinco metros de alto y a todos ellos les daba de baja con la espada en su mano izquierda mientras que con la derecha empuñaba la bandera, la cual brillaba como una luz dorada que cegaba a los monstruos, al analizar Abadón, ordeno una cruel desmembración, decía: traten de cortar su pierna izquierda, así no podrá andar, lo decía riéndose con crueldad, así si necesita andar tendrá que apoyarse con la derecha y tendrá que cambiar de mano la bandera y como él no es diestro aprovecharemos esa desventaja y lo venceremos, pero el guerrero resulto ser ambidiestro, el se desenvolvía muy bien con la mano derecha como con la izquierda y el monstruo dijo: corten su otra pierna, y así lo hicieron, y arrastrándose seguía luchando, y venciendo, y la siguiente orden era desmembrarle la mano izquierda pero después que lo hicieron llevo la bandera en la boca y siguió luchando, y cuando faltaban diez gradas para llegar a la cima Abadón dijo: Ataquen todos, y ninguno atacaba porque ninguno había, todo lo que quedaba eran cuerpos de monstruos muertos, solo quedaba Abadón y este se levanto y le dijo al guerrero has ganado, me voy por la salida de atrás, pero al bajar las gradas de la otra escalera de repente le salieron alas enormes de murciélago, que Abadón nunca había usado, ni nadie sabía que el tenia tales alas y voló, pero el guerrero no se percato de ello, y faltando tres gradas para insertar la llave en la ranura vio que una sombra grande que venía sobre él y supo que Abadón lo atacaría y al subir la última escala levanto su brazo sobre su cabeza en dirección a su espalda y fue en ese instante que la espada penetro en el corazón del monstruo Abadón, pero este en ese instante desgarro con sus grandes garras ese brazo el único que le quedaba al guerrero, una vez muerto Abadón, el guerrero apretaba fuerte la bandera con sus dientes y se arrastraba como gusano hasta que llego a la ranura y puso la bandera en su lugar y al soltar la bandera murió, y de repente hubo un terremoto y aparecieron sobre la faz de la tierra todas las personas que habían muerto y que habían permanecido esclavas de los monstruos.



y la gente tomo el cuerpo del guerrero y lo sepultaron y un anciano tomo la llave, o sea la bandera y la clavo sobre la tumba para que la gente sepa que el que allí murió fue el que salvo al mundo, pero en ese instante la tierra donde estaba el cuerpo comenzó a hundirse y salió una bola de luz como una pequeña estrella de dos metros de circunferencia y dentro de ella se veía la silueta de un hombre de fuego que se elevo hasta el cielo y desapareció entre las nubes, el anciano fue el único testigo de esto y paso la historia de generación en generación y desde ese entonces, cuando la gente ve esa tumba hay pueden leer en la inscripción “aquí yace no la llave del amor a la sabiduría” sino “La llave del que sabe Amar”.


Y ese sería el nombre con el cual sería recordado aquel guerrero.